Estar solo contigo mismo
No sé si te lo he contado alguna vez, pero tengo un problema con los podcasts. Es probable que a la semana escuche aproximadamente unas 7 u 8 horas de contenido en ese formato. El tema es que los escucho a una velocidad de 1,75x, con lo cual, la cantidad de horas real baja un poco.
Alguna adicción tenía que tener después de haber dejado las redes sociales, ¿no? Sé que te tengo pendiente un post sobre ese tema por cierto, pero esta semana tampoco será.
El punto es que escucho muchos podcasts, los temas son principalmente política, finanzas, tecnología, Nintendo (sí, no videojuegos, Nintendo) y running (correr, de toda la vida). Suelo escucharlos cuando voy en el coche, me preparo el café por la mañana, recojo la cocina, y cuando realizo alguna que otra tarea doméstica que no requiere de mucha concentración.
¿Pero qué pasa cuando no estoy haciendo nada con mis manos? ¿Cuando estoy sentado en alguna sala de espera, o voy caminando por la calle? Pues que, curiosamente, mi mano se va al bolsillo aproximadamente el 95% de las veces para ver el móvil pero, ¡sorpresa! No tengo Instagram.
Ni X (Twitter), ni Facebook, ni TikTok. Te prometo que aunque estoy yendo por este camino, este no es el post sobre redes sociales. Pero aunque ya no las tengo, el hábito de buscar el móvil en el bolsillo y ver “algo” no termina de irse. A veces entro en el correo, otras veces en alguna página de noticias, pero pocas veces me quedo sin hacer nada. O simplemente escuchando un podcast (porque solo escuchar me cuesta mucho más).
De eso va exactamente el artículo de hoy. Solo me ha costado cinco párrafos para introducir el tema: “hacer nada”. No hablo de meditaciones de 45 minutos donde dejes tu mente en blanco o te concentres en la respiración (aunque a algunas personas quizás les viene bien y les guste), hablo simplemente de no consumir ningún tipo de información durante un tiempo. Estar solo con tus pensamientos.
En el mundo actual solemos estar solos con nuestros pensamientos en dos momentos del día:
En la ducha.
En la cama cuando vamos a dormir.
Para el primero ya existen métodos para meter el móvil y seguir viendo tiktoks cuando te enjabonas, y para el segundo ya nos encargamos nosotros mismos de quedarnos un rato viendo el móvil hasta que nos quedemos dormidos con él en la mano.
Algo no está bien.
Tenemos que reaprender a no hacer nada. A pensar, a aburrirnos. A Einstein no se le ocurrió la teoría de la relatividad mientras escuchaba un podcast sobre física. Que no digo que sea malo consumir información, pero es que pasamos el día entero en ello y realmente no le damos tiempo a nuestro cerebro a procesarla (léase arriba: 1,75x de velocidad en los podcasts que escucho).
Voy a invitarte a que la próxima vez que te pilles a ti mismo llevar la mano al bolsillo para ver el móvil, que lo dejes allí. Que simplemente cierres los ojos, respires y luego te pongas a pensar. Quizás descubres que eres más interesante de lo que creías. Y si te gusta, crea un hábito o un ritual alrededor. Yo por ejemplo no me pongo podcasts mientras camino a la cafetería para escribir estos artículos. Y ese es el momento en el que normalmente decido qué escribir y cómo.
Pruébalo y me cuentas:
Y si ves a alguien en el móvil en cualquier sitio, aprovecha para decirle que conoces una newsletter genial. Seguro ese desconocido aleatorio en el metro te lo agradece, o se asusta, pero vale la pena con tal de tener más seguidores.
Hasta el lunes que viene.