La Falacia del Déficit: De Pizzas, Libros y Relaciones Humanas
Menudo primer trimestre del año llevamos. Con el Presidente de los EEUU repitiendo propaganda rusa, deportando gente sin juicio a una prisión en El Salvador y poniendo aranceles a todos sus aliados porque “le compran menos de lo que él les compra a ellos”. A pesar de que las dos primeras noticias son más graves que la tercera, hoy nos centraremos en esta. Voy a usar una analogía inspirada un poco en este cómic de xkcd para explicar la motivación detrás de los aranceles de Trump:
Imagina que tienes una librería y todos los jueves por la tarde pides pizza a la pizzería de al lado porque es una tradición que tienes con tus empleados. Todos ellos comen pizza. En cambio, solo a uno de los empleados de la pizzería le gusta leer. Por ende, esta persona te compra aproximadamente un libro al mes. Pero claro, tú compras tres pizzas cada semana. Ahí hay claramente un déficit. Tú estás gastando más en sus pizzas que ellos en tus libros. Claramente te están estafando. Con lo cual les dices que, o te empiezan a comprar el valor mensual de sus pizzas en libros, o les harás pagar un impuesto por venderte las pizzas, lo que hará que cuesten más. Y además, esa diferencia la pagarán tus empleados. Esta es la premisa detrás de los aranceles de Trump.
Pensarás: “Pero no entiendo. Si tú pides 30€ en pizzas y te traen 3 pizzas de 10€ cada una (es un ejemplo, vale. Sé que son más caras generalmente), al final estás recibiendo algo por el valor que estás gastando. No estás regalándoles 30€”. Exacto. Eso hace que tenga todo menos sentido aún.
Pero luego descubres algo interesante. Sus empleados son fans de los cómics. Y al otro lado de la pizzería hay una tienda de cómics. Tú no tienes la más remota idea de cómics. Solías hacerlos, pero descubriste que el margen que le sacabas era de un 3%, mientras que a los libros le sacas un 10%. Pero te hierve la sangre saber que ellos le compran a la tienda de cómics de al lado. Así que le dices al dueño de la pizzería que les vas a dejar de comprar pizzas si ellos no te compran los cómics que vas a empezar a editar. Porque has decidido que tu librería tiene que volver a crear cómics como antiguamente. Que esos cómics chinos no te gustan. ¡El acceso a bienes bartatos no es la esencia de El Sueño Americano! (Sí, esa frase la dijo el Secretario del Tesoro de EEUU).
Y como eres el principal cliente de la pizzería, deciden ceder. ¡Enhorabuena! ¡Lo has conseguido! Solo que ahora el resto de negocios a tu alrededor prefiere dejar de trabajar contigo a menos de que sea estrictamente necesario y te has convertido en un socio poco fiable.
Creo que se me está extendiendo un poco la analogía, así que la dejo hasta aquí.
Al parecer los aranceles se pausaron por 90 días. Pero la incertidumbre en los mercados se mantiene.
Habrás leído todo lo anterior y estarás pensando: “¿Pero esto no era una newsletter de productividad? ¿Qué tiene que ver los aranceles de Trump con eso?” Y tendrías absolutamente toda la razón. Así que tendré que llevar esto de alguna forma a nuestro campo, ¿no?
Hablemos de cobrar aranceles a las personas que más tareas te ponen o las que te piden más favores. Tomemos el ejemplo de Trump: Si hago algo por ti, tú haces algo por mí.
Si tu jefe te dice: “haz esto”, tú le respondes: “pues haz esto tú”. Probablemente tendrás una buena liquidación cuando decida despedirte.
Si un familiar te pide un favor, le dices: “vale, pero me lo debes, ¿eh?”. Seguramente serás la primera persona en la que piense cuando necesite otro favor.
Tengo el sarcasmo en +200 hoy, lo sé. Ha sido un primer trimestre de año curioso, por decirlo de alguna manera. Pero lo que quiero que sea la conclusión de hoy es que en la vida no todas nuestras relaciones son transaccionales. Si obligas a una persona a hacer algo solo porque tú tienes más poder, o usas amenazas, esa persona lo hará. Pero la relación se habrá quebrado. En cambio, si ayudas a las personas cuando lo necesitan, es más posible que te ayuden a ti.
Al final, nuestra red de apoyo —esas personas dispuestas a ayudarnos cuando lo necesitamos— es uno de nuestros recursos más valiosos para la productividad a largo plazo. Y esta red no se construye imponiendo "aranceles" a quienes nos rodean, sino siendo un socio confiable que sabe cuándo dar sin esperar nada a cambio y cuándo proteger sus propios recursos.
Es verdad que una de las premisas de la productividad es decir más que no. Pero eso no significa que cada sí tiene un coste para otra persona. Algunas veces sí, pero en otras ocasiones tu recompensa simplemente será la sonrisa sincera de esa persona a la que has ayudado. Y eso, definitivamente, vale más que tres pizzas.
PD: estoy retomando poco a poco mis hábitos de escritura. Espero ser más constante a partir de ahora por aquí. Pero seguirá habiendo semanas sin artículos. Y eso está bien. Ya os contaré pronto del libro que me estoy leyendo a ese respecto.