Anti-Eisenhower
Ayer hablé de la Matriz de Eisenhower. Hoy compartiré las partes que no me gustan de ella y os mostraré la versión modificada que he usado yo en algunas ocasiones.
En realidad los problemas que tengo con la Matriz de Eisenhower son solo dos, que equivalen a los cuadrantes 3 (delegar) y 4 (eliminar) de la misma. Tampoco me gusta mucho que por defecto el cuadrante 2 sea programar las tareas, pero cambiar eso por simplemente añadirla al sistema (bien sea listas o calendario) me vale.
No me gusta el cuadrante 3 porque, “delegar” no es algo que pueda hacer todo el mundo. Y porque es muy difícil determinar cuándo una tarea es “Urgente”, pero no “Importante”. Generalmente si es urgente, suele traer cierta importancia inherente. En Doist, por ejemplo, hablan de que son tareas que son urgentes pero no te ayudan a progresar en tus metas personales a largo plazo. Y sí, tiene sentido, pero. ¿Qué pasa si no tienes a quién delegarlas?
No pasa nada, dirás. Pero para mí las palabras son importantes. Y si la metodología dice “Delegar”, entonces eso es lo que se debe hacer. Por eso no me gusta cuando llegas a este punto y tienes que buscar otras opciones.
Y lo mismo me pasa con el cuadrante 4. No me gusta el término “Eliminar”. El ocio cabe aquí, así como ciertas tareas que no son obligatorias, pero que puedes hacer en algún momento que te apetezca. Y no veo nada de malo en que estén en tu sistema.
¡Uy, vaya! Que se me ha alargado el artículo de hoy. Tocará esperar otro día para hablar de cómo me gusta a mí priorizar las tareas. O mi versión modificada de la Matriz de Eisenhower.
Con esto y un bizcocho… bueno, ya lo sabéis.