Otra semana que pasa, y otra semana que hablamos de hábitos. Solo que esta vez de quitarlos.
Repasemos los correos de esta semana: primero os hice preguntaros otra vez el porqué os queréis quitar un hábito, luego hablamos de cómo conseguirlo atacando a las señales, después comentamos cómo crear una buena recompensa, y por último, de cómo crear barreras para evitar seguir con esos hábitos.
Los pasos para llevar a cabo lo comentado esta semana son:
Escoge un hábito que quieres eliminar o reducir su ocurrencia.
Piensa muy bien en la razón por la que lo quieres hacer. Convéncete a ti mismo/a.
Haz una lista de las señales que activan ese hábito.
Haz un plan por cada una de esas señales: “cuando pase esto, haré esto”. Si puedes, ni siquiera pongas al hábito actual como parte del plan. Ve de la señal a la nueva respuesta automáticamente.
Piensa en una buena recompensa. Si ves que el nuevo hábito que estás creando no es suficiente para dejar de sentir el antojo del anterior. Crea una muy buena recompensa que te haga sentir ese nuevo anhelo.
Crea barreras para evitar tu hábito. Si sabes que cuando te sientes estresado/a, comes chocolate, no compres chocolate en tu próxima visita al supermercado y así no tienes en casa.
Repite este proceso las veces que sea necesario y ve cambiando de estrategias mientras no te funcione.
Y recuerda que si estás teniendo problemas más graves, la solución siempre es contactar con un profesional, en vez de leer newsletters en internet.
Profundizar
Os dejaré con los mismos enlaces de la semana pasada, puesto que solo hemos cambiado la perspectiva, pero la metodología es la misma:
Curso de Productividad en Section.
Libro de Hábitos Atómicos.
Libro “El Poder de los Hábitos”
La newsletter de James Clear.
El blog de James Clear.
Hasta el lunes que viene. Tranquilos. No más hábitos por un tiempo. Aunque podrías crear uno que sea:
“Todos los días a las ocho de la mañana, abriré mi correo para leer Productibits y compartiré el artículo con personas a las que crea que le pueda beneficiar. Porque quiero mejorar mi relación con la productividad y ayudar a otras personas a hacerlo. Después, me recompensaré con un buen café o té o lo que sea que me guste beber por las mañanas”
Es solo un ejemplo. No hay intenciones ocultas. ¡Nos vemos el lunes!